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QUERIDA COSTA RICA,

Querida Costa Rica,

Es verdaderamente difícil escribirte, pues inevitablemente esta carta lleva un amargo regusto a despedida. Pero dicen que todo lo bueno se acaba y nuestra aventura contigo no podía ser la excepción. Siendo sinceras, poco sabíamos de ti hace un tiempo. No sabemos si hubiéramos podido situarte con precisión en el mapa y eras poco más que el destino de aquellos enamorados de la fauna y la flora. Ahora, sin embargo, oír a alguien nombrarte evoca tantas cosas que es imposible mantenerse impasible ante tu existencia. Y sin ánimo de ofender, debemos recalcar que no es por ti, si no por que has sido la excusa, el espacio físico al cual llegamos sin expectativas y del que nos vamos con una maleta, que además de llevar café "del de verdad", lleva una serie de recuerdos que podemos calificar, sin exagerar, como inolvidables. Has sido tan fugaz que no nos ha dado tiempo a echar de menos nuestras vidas en España, pero sin duda conocerte nos ha permitido valorar lo que tenemos y a lo que volvemos. Al fin y al cabo, a veces es necesario irse para encontrarse.


Nunca pensamos que esto sucedería pero creemos que vamos a darte las gracias por tu clima; desordenado, imprevisible, inestable. Amaneces soleado y nos obligas a cambiar de planes cuando decides que tus bosques necesitan agua. Así, dos “chiquillas” que llegaron aquí acostumbradas a tener bajo control cada instante de sus vidas se han visto obligadas a cambiar de planes y darse cuenta que dejar que la vida te sorprenda con algo no planeado es un placer al que parece que, de vez en cuando, podríamos sucumbir. De alguna manera hemos aprendido a liberarnos de todo lo que no está en nuestras manos resolver ni controlar. Que los imprevistos suelen traer algo igual o mejor que lo planeado ¿y si no? ¡pura vida mae! Claro está que es precisamente este clima cambiante tuyo lo que nos ha permitido disfrutar de puestas de sol en las mejores de las compañías, de excursiones en las que las personas que llevas al lado son quienes hacen que la cima valga más la pena, un cielo inmensamente estrellado, inesperados arco iris, playas salvajemente atractivas, viajes en coche protagonizados por conversaciones profundas e inolvidables y paisajes tan verdes como bellos. Hemos visitado tus volcanes y sin embargo no hemos llegado a verlos, puesto que la niebla nos lo impedía y tal vez esa sea tu forma de decirnos que las cosas no salen siempre como uno quiere y que el hecho de que algo no se vea, no quiere decir que no esté ahí. Ahora bien, Lara te guardará siempre un poco de rencor por no dejarle ver un oso perezoso.


En poco tiempo has supuesto para nosotras una larga lista de oportunidades: para vivir momentos, conocer realidades y empaparnos de experiencias “chivas”. Nos has permitido salir de nuestras rutinas, de nuestros día a día y embarcarnos en las rutinas de los demás. Así hemos podido constatar que todo el mundo y todas las vidas tienen algo que enseñarnos y que vale la pena preguntar y escuchar atentamente la respuesta, pues las ilusiones, recuerdos, miedos y preocupaciones de los demás nos han enseñado mucho sobre nosotras mismas. Nos has hecho darnos cuenta de que vale la pena ser amable siempre, porque uno nunca sabe la batalla que el otro está luchando. Además hemos podido constatar como las primeras impresiones luego siempre demuestran que los prejuicios son, casi siempre, grandes equivocados puesto que incluso tú, empezaste siendo para nosotras un “quiero y no puedo” y has acabado siendo un "soy como soy y todas las cosas a su debido tiempo". De lo que no hay duda es de que si algo hemos aprendido es que aún nos queda mucho por aprender.


Nos gustaría pensar que además de todo lo que hemos aprendido y recibido nosotras, hemos podido también ser algo de luz y aportar nuestro granito de arena. Has sido testigo, al igual que nosotras, de historias de dolor y de amor, ambas compartiendo tanto entrega como sufrimiento. Nos has abierto las puertas de tu casa, dándonos la oportunidad de ayudar y permitiéndonos aterrizar en el camino. Nos has permitido tener contacto con realidades hasta ahora desconocidas, obligándonos a no perder la esencia del ser humano. Nos has hecho prescindir de nuestras comodidades con el agua fría en las mañanas y los mosquitos en las noches. Pero seguramente sean esas cosas parte de lo que nos ha abierto los ojos; enseñándonos que no es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita. E incluso nos has permitido compartir todas nuestras experiencias con nuestra gente; que, según nos han dicho, les ha dado mucho que pensar.


No seríamos nosotras si no nos despidiésemos con una crítica constructiva. Así que para cuando volvamos a visitarte haz el favor de aprender a tratar a tus mujeres, destierra ese machismo que en ocasiones se apodera un poco de ti y recuerda que en toda sociedad las mujeres heroínas pueden necesitar un amigo, un compañero, pero no un salvador. Aprende a descargar el peso de la burocracia e invierte esa energía en educación, sanidad, en tu exitosa lucha por el medioambiente y en mantener la paz que te caracteriza.


Para nosotras has sido también un encuentro con Dios, puesto que aquí todo el mundo lo tiene tan presente que es inevitable pasarse el día dándole las gracias. Lo cual nos hace darnos cuenta de que, incluso cuando parece que no, siempre hay algo que agradecerle. Nos dijeron hace poco que “Dios es un caballero y que no va a entrar en tu corazón si tú no le abres las puertas”; y lo cierto es que seguramente nuestros corazones estén más abiertos ahora que hace dos meses, dándole entrada a Él y a toda la gente con la que hemos compartido esta experiencia.


Eres muchas cosas y nos has hecho muchos regalos en estos dos meses, pero sin duda estamos dejando el más importante para el final. ¿Por qué? Porque lo que más queremos agradecerte es lo mejor que nos llevamos, lo que más pesa en el corazón. Sin duda lo mejor que tienes es tu gente; Olga, Rosaura, Flor, Javier, Wilson, Edgar, Cata, Sofi, Dani, Fer, Heissel, Carlitos Mario, Nany, Ali, Fabi, Rodolfo, las familias Gudeman y Castro y todas las personas que ocupan un lugar en sus vidas y haciendo honor a la teoría del “cariño por extensión”, ahora también en la nuestra. Eres un país MUY pequeño en su tamaño pero tu gente tiene un corazón TAN grande que nuestra mayor esperanza es reencontrarnos algún día, en algún lugar, para hacerles sentir a ellos lo que hemos sentido nosotras. Y es que te caracterizas por dar incluso de lo que no tienes, acogiendo refugiados como si tuvieras todo el espacio y recurso para hacerlo. Sin duda tu gente es igual, “tuanis” a más no poder y nos ha dado su tiempo, cariño, conocimiento y corazón sin miramientos ni condiciones. Gente que con ilusión ha compartido con nosotras su cultura (lo bueno y lo no tan bueno) y ha tenido la paciencia de contestar a nuestras miles de preguntas, demostrando que vale la pena conocerte desde dentro. Al fin y al cabo eres ese lugar donde no pides nada y te dan todo; donde el café siempre está recién hecho; donde tu gallo pinto alegra las mañanas, tus casados, los mediodias y tus cervezas artesanales, las noches; donde se escucha reggae, jazz, reggaeton, pop y marimbas; donde si no hay, lo haces; donde compartir sabe más rico y donde sobran las palabras amables; ¿Será por eso que te consideran uno de los países más felices del mundo?


Esperamos que no cambies, que no dejes de ser tú, con tu esencia, tu identidad, tu idioma propio; que no te conformes con ser menos de lo que puedes llegar a ser, aunque en ocasiones esa opción te tiente. Sobre todo, cuida a tu gente y esa parte de nosotras que dejamos con ellos.


Gracias por todo Costa Rica, hasta pronto y...pura vida.

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